A lo largo de los años he constatado que, en el proceso natural del envejecimiento, nuestro cuerpo sufre transformaciones inevitables. En el caso del órgano sexual, es común observar una reducción en su longitud y en la calidad del tejido eréctil. Para detectar este fenómeno, recomiendo a mis pacientes realizar mediciones sistemáticas. Se debe medir, en un ambiente de relajación, desde el borde púbico—desplazando cuidadosamente cualquier tejido adiposo que cubra la base—hasta el extremo del glande, tanto en estado flácido como durante la erección. Es fundamental hacerlo en un momento fijo del día, ya que las variaciones hormonales y circadianas pueden influir en los resultados. Diversos estudios en revistas médicas de prestigio indican que, comparado con la juventud, la reducción puede situarse aproximadamente entre diez y quince por ciento. No obstante, cada caso es particular, pues factores como el estado hormonal, la salud cardiovascular y el estilo de vida inciden de manera decisiva.
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- Urology

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